04/25/23
Príncipe Harry vs. IPCC, o cómo combatir el fatalismo climático
Como tituló The Gorafi (el primo francés de El Mundo Today): "El informe del IPCC dice que pronto no quedarán árboles para imprimir el próximo informe del IPCC". Dejando el humor de un lado, lo cierto es que el impacto del último reporte del IPCC muestra que nos estamos volviendo insensibles a las noticias sobre el clima y, lo que es más peligroso, insensibles a los científicos que nos alertan de la crisis climática que tenemos ante nuestras narices.
Nuestro apetito colectivo por lo fútil parece insaciable; por ejemplo, un mes después de sus respectivos lanzamientos, el libro Spare del Príncipe Harry tuvo 12 veces más repercusión mundial en Internet que el reciente gran informe del IPCC sobre el clima*. Algunos expertos afirman que el público experimenta un exceso abrumador de malas noticias, lo que sugiere que el fatalismo o catastrofismo ha sustituido al negacionismo como obstáculo significativo para resolver el cambio climático. No vamos a imprimir el informe del IPCC, sino analizarlo desde la óptica de lo que la comunicación puede hacer para resolver la crisis climática.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es un organismo científico creado por las Naciones Unidas para proporcionar a los responsables políticos evaluaciones científicas periódicas sobre el cambio climático, sus repercusiones y las opciones tanto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero GEI (mitigación), como para adaptarnos a los efectos inevitables del cambio climático ya en curso.
Desde 1990, el IPCC publica cada cinco o siete años una serie de informes denominados Informes de Evaluación (IE), el último de los cuales es el Informe de Síntesis IE6: Cambio Climático 2023, que acaba de publicarse en marzo de este año.
Existen numerosos resúmenes y artículos del informe, que no copiaremos, como por ejemplo, este artículo de El País.
Estos informes pretenden orientar, no prescribir políticas, y se elaboran mediante un proceso riguroso, científico y transparente. Sin embargo, como organismo intergubernamental, el IPCC funciona bajo la dirección de los gobiernos que lo integran. Como tal, los informes se someten a la revisión y aprobación de los gobiernos antes de ser finalizados, lo que puede llevar a que algunos gobiernos influyan en la redacción del informe para alinearlo con sus intereses o políticas.
El último informe del IPCC no ha estado exento de esta influencia. Según investigaciones periodísticas, grandes países productores de carne y combustibles fósiles habrían presionado para suavizar o eliminar del texto, recomendaciones para reducir el consumo de carne y la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, ya que, como sabemos, ambos son importantes causas del cambio climático.
33 años después de la publicación del primer informe del IPCC, las emisiones de GEI siguen creciendo en lugar de estar disminuyendo rápidamente como recomienda la ciencia. En este escenario, limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 °C para 2100 se hace cada vez un objetivo más difícil de lograr.
Aunque este informe del IPCC sea una "guía práctica para desactivar la bomba de relojería climática", en palabras del Secretario General de las Naciones Unidas; parece que sus recomendaciones ni ocupan titulares ni influyen drásticamente en las políticas como debieran.
¿Qué pueden hacer las comunicaciones sobre el clima?
Ante la acumulación de malas noticias sobre el clima, ¿deberíamos centrarnos en destacar los puntos positivos para mantener vivo el optimismo? ¿O más bien debemos denunciar la hipocresía y lamentar nuestra incapacidad colectiva para cambiar la situación, con la esperanza de que la indignación colectiva fuerce los cambios necesarios?
Pues deberíamos hacer ambas cosas a la vez. Como escribió David Wallace-Wells en El planeta inhóspito**, "el estado de mitad ignorancia y mitad indiferencia es una enfermedad climática que está mucho más generalizada que la verdadera negación o el verdadero fatalismo". Es en esa inmensa mayoría silenciosa, mitad ignorante y mitad indiferente, donde debemos concentrarnos.
La esencia del último informe del IPCC parece ser la respuesta a esa misma pregunta: ¿Cómo mantener la esperanza suficiente, sin ignorar la sombría realidad de la crisis climática, y lograr que los comportamientos cambien para mejor?
La comunicación climática es especialmente compleja por el hecho de que el ser humano es al mismo tiempo la causa, la víctima (junto a ecosistemas enteros) y la solución a la crisis climática. Dentro de esas tres etiquetas, existen numerosas ramificaciones -historia, geografía, política, niveles de desarrollo y distribución de la riqueza- y todas apuntan a una gran variedad de responsabilidades, niveles de vulnerabilidad al cambio climático y soluciones que deben ser puestas en marcha o aceleradas.
Si a esto añadimos que los esfuerzos de descarbonización de gobiernos, empresas y grandes contaminadores están muy por debajo de lo necesario para cumplir el Acuerdo de París, nos encontramos con que estamos casi fuera de plazo. Para la próxima edición del Informe de Evaluación del IPCC, en torno a 2030, ya no nos quedarán opciones. Por tanto, es imperativo duplicar o triplicar la comunicación responsable y orientada a la búsqueda de soluciones a todos los niveles.
Un verdadero impulso internacional, en el que cada país debe sentirse responsable de la parte que le corresponde del esfuerzo que puede realizar; una reducción drástica del uso de combustibles fósiles, responsables del 80% de las emisiones de CO2; un discurso claro, honesto aunque pueda angustiar, orientado hacia las soluciones por parte de los políticos y los tomadores de decisiones, sobre los cambios necesarios en el estilo de vida y la distribución de la riqueza ya no son opciones, sino necesidades urgentes, y deben ir acompañadas de una comunicación responsable, que demuestre que aún tenemos los medios para actuar.
*Fuente: Entre el 5/1/23 y el 4/2/23, las publicaciones que contenían "Prince Harry" obtuvieron 21,9 millones de interacciones en línea, mientras que las publicaciones que contenían "IPCC" entre el 20/3/23 y el 19/4/23 tuvieron 1,8 millones de interacciones, según la búsqueda en línea de Talkwalker.
**La Tierra inhabitable, David Wallace-Wells 2019. Penguin. Página 55.
Imagen superior: Collage que muestra el impacto en términos de interacciones en línea de la publicación del informe del IPCC y del libro del Príncipe Harry. Crédito: 10 Billion Solutions
Autoría del artículo: 10 Billion Solutions - Consultora de comunicación especializada en clima y sostenibilidadLe invitamos a utilizar y reproducir este artículo publicado bajo licencia Creative Commons CC BY. Esta licencia permite reutilizar la obra, pero en todos los casos debe citarse a 10 Billion Solutions.
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